Clase pública contra la presencialidad sin cuidados frente a la Jefatura de Gobierno
En el día de ayer se llevó a cabo una clase pública contra la presencialidad sin cuidados, en Uspallata 3160 frente a la puerta de ingreso al edificio de la Jefatura de Gobierno porteña en el barrio de Parque Patricios, la actividad contó con la presencia de la infectóloga Gabriela Piovano, médica del hospital Muñiz y fue organizada por la Unión de trabajadores de la educación de la ciudad (UTE).
Los docentes volvieron a insistir con la necesidad de una “presenciaidad cuidada”, solicitando que se respete el distanciamiento social y la compra de medidores de dióxido de carbono para controlar la ventilación de las aulas.
La especialista Piovano expuso que “La presencialidad sin distanciamiento es el famoso caldo de cultivo. En unos días la Ciudad va a tener que admitir la circulación comunitaria de la variante Delta, que ahora es incipiente pero si se continúa sin distanciamiento va a ser muy compleja, porque esta es una variante que se transmite tres veces más efectivamente. Así, la tercera ola, que el ministro de salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, ya avisó que va a venir sí o sí porque evidentemente él no piensa hacer nada, nos va explotar”.
Y agregó la médica del Muñiz que tuvo duros enfrentamientos con quienes no consideran la importancia de los cuidados en la pandemia “Por supuesto, la población que está vacunada va a estar más protegida, con lo que en un sentido van a haber menos casos graves, pero si la dejás circular y la gente se va contagiando, va a haber números realmente muy altos, con la posibilidad de un nuevo colapso.
La secretaria de Nivel inicial de UTE, María José Gutiérrez, explicó: “Nuestras salas son chicas, los mobiliarios no alcanzan. A las dos horas de iniciadas las clases ya empezamos a recibir fotos del momento del desayuno, con seis y ocho chicos por mesa porque no alcanzan los espacios.
Ni hablar de las escuelas infantiles que albergan a niños desde los 45 días: en las salas de maternal hay que higienizar las colchonetas, hay toda una serie de tareas que se suman, que por la cantidad bebés y niños que teníamos con las burbujas era un poco más llevadero, pero ahora es imposible. Estamos hablando de que una maestra en sala de lactarios puede tener hasta siete bebés”.