Recuperación económica y la alarma de los datos del Indec*
La recuperación económica luego del levantamiento de todo tipo de restricciones para hacer frente a la pandemia en Argentina tiene proyectado alrededor de un 10% de crecimiento de la actividad. Contra todo pronóstico –que indicaba algún tipo de dificultad para la salida a la profundización de la crisis de la república ocasionada por el parate- el país multiplica día a día postales de consumo y generación de empleo. Sin embargo, los últimos informes, entre otros, del Instituto Nacional de Estadística y Censo (también conocido como Indec) muestran un claro deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera nacional. Los datos del organismo destacan la informalidad imperante en la creación de puestos de trabajo, sueldos muy por debajo del promedio para no ser pobre, la imposibilidad de acceder a una canasta básica y una inflación constante que carcome el poder adquisitivo a las mayorías.
Empleos
Según los datos gruesos expuestos por el Indec para el tercer trimestre de 2021, estos indicaron que la desocupación descendió a un 8,2%. De todos modos, y a partir de una mirada más exhaustiva, el documento reveló que tal porcentaje se compone a partir de la creación de empleos de baja calidad. En ese sentido, el Instituto señaló que la torta del incremento de puestos laborales está constituida por un 33% de empleos formales y un 67% de trabajo precario.
La medición del establecimiento estatal se dio entre la población urbana y es el número más bajo desde el comienzo de la nueva serie de la institución, inaugurada en 2016. A su vez, el estudio marcó las tendencias en la marcha de la recuperación económica post-Covid. Esas directrices reconfiguran el escenario sobre la recuperación del llamado mercado laboral a un mayor despliegue del trabajo en negro, precario y de baja calificación.
El documento informó que la población se acrecentó en 434 mil personas en los 31 conglomerados urbanos encuestados. Con ello, la suma total de habitantes llegó a los 28.940.000. Sobre ese universo urbano, la cantidad de personas ocupadas crecieron en 1.746 millones y las desempleadas decrecieron a 302 mil.
Sobre los 1.746 millones de trabajadores incorporados al campo de la ocupación, los datos del informe demuestran que únicamente un 32,8% de ellos fueron contratados en blanco, mientras que de forma simultánea, un 24% ladeó por algún tipo de changa o auto emprendimiento y los integrantes del 42% restante encontraron un lugar donde vender su fuerza de trabajo, aunque en negro.
Tales porcentajes demuestran que por cada empleo formal que se creo en el último año, se establecieron casi dos puestos informales y casi un puesto por cuenta propia, en su mayoría vinculados a desempeños de baja calificación.
Asimismo, el informe destacó que las y los trabajadores que se encuentran ocupados en un puesto o en búsqueda laboral activa crecieron, sobre el último trimestre, a un 46,7%. En igual plazo, pero del año anterior (2.020), la cifra fue de 42,3%. El incremento en la tasa de actividad, según explica el Indec, se dio por la incorporación de jóvenes como nuevos activos y los desincentivados –ahora vueltos a la búsqueda- inmovilizados en su momento por el parate económico ante la pandemia.
Pobreza
Incluyendo al tercer trimestre de 2021, como el caso anterior, el Indec, además, publicó el documento “Evolución de la Distribución del Ingreso”, informe llevado a cabo en base a la Encuesta Permanente de Hogares. Allí, entre otras referencias, el organismo destacó que al menos el 60% de las y los obreros del país transcurren su subsistencia mensual con salarios que promedian los 51.597 pesos.
A su vez, el paper muestra que entre el conjunto de personas con descuento jubilatorio y, por ende, con mayor nivel de regularización, el monto medio rondó los 62.038 pesos y 27.301 pesos mensuales para quienes no se encuentran sujeto al beneficio previsional, reflejo que marca la surcada precarización en gran parte de la población obrera.
Entre otros datos recluidos, el organismo calculó que el 50% de los hogares no llega a cubrir la Canasta Básica Total.
Otro dato a destacar fue la distancia salarial entre géneros. Mientras el ingreso promedio de los hombres fue de 60.348 de pesos, el de las mujeres alcanzó sólo los 43.183 de pesos. La resultante desembocó en una brecha del 40% de los ingresos entre ambos sectores.
Canasta básica
Siguiendo con sus informes, el organismo estatal marcó que tras su última suba, el salario mínimo vital y móvil alcanzó los 32.000 pesos en octubre. Un aditamento exiguo, si se considera que se requerirían más de dos salarios mínimos para completar una canasta básica familiar y casi un sueldo entero para obtener una canasta alimentaria que satisfaga las necesidades de un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos menores.
Mismo, una familia tipo requirió en noviembre casi 74.000 pesos para escaparse del precipicio de la línea de la pobreza y más de 31.700 pesos para superar la marca que señala la indigencia.
En detalle, el Indec interpretó que la suma por individuo para llegar a la Canasta Básica Total -que comprende alimentación, vestimenta y servicios, entre otros- se necesitaron para el mes de noviembre pasado 23.922 pesos (2,1% más que octubre). Por ello, un grupo doméstico de cuatro integrantes precisó 73.918 de pesos para no caer debajo de la línea de pobreza. El ingreso mínimo llegó a 77.745 de pesos en los hogares de cinco personas.
Por su parte, la Canasta Básica Alimentaria, que, como bien indica, solo encierra el consumo alimentario y, con ello, estipula la línea de indigencia, subió a 10.267 pesos por sujeto. Así, reconoció un incremento del 2,6% en el penúltimo mes del año. En efecto, un grupo familiar tipo requirió 31.724 pesos para no ser indigente. Esa cifra alcanzó los 33.367 de pesos en el caso de hogares formados por cinco personas.
Inflación
Mientras los especialistas debaten sobre sus causas y el equipo del gobierno la observa desde lejos, la inflación en la República Argentina no da respiro. Ahora, a días del comienzo de nuevo año y luego de las fiestas, algunas consultoras privadas retrocedieron sobre sus estimaciones acerca de los incrementos de precios de fin de año y las posibles subas para 2022.
En un primer momento, tales empresas estipularon una inflación que rondó el 3% para diciembre. Ya con el mes consumado, la vista gorda del proceso de la treintena hace que el número tenga que ser revisado. Por ello trasladaron la estimación a un 4,6% promedio. Los ojos están puestos en arrimar la bocha a la publicación del Indec que hará el jueves 13.
El último informe del organismo estadístico arrojó un 2,5% en noviembre y un aumento acumulado en el año de 45,4%. Si se confirman las sospechas de los especialistas, la inflación anual quedaría por encima de 51% y sería segunda en el podio del siglo XXI, sólo superada por 2019 (53,8%). * Por Máximo Paz, para ANRed.