¿Se viene la organización sudamericana del Litio?
El electo presidente Chileno Gabriel Boric abrió la posibilidad de diseñar una política de integración en torno al mineral, entre Argentina, Chile y Bolivia a los que se sumaría Perú, algunos lobbiysta o referentes políticos desde sus distintos lugares llamaron despectivamente y con entusiasmo respectivamente la “la OPEP el litio” en relación a la organización que nuclea a países exportadores de petróleo.
Los integrantes de la futura alianza cuentan con Bolivia es el país con mayores reservas de litio en el mundo con 21 millones de toneladas, por encima de los 14,8 millones de toneladas de Argentina y las 8,3 millones de toneladas de Chile.
El litio es un mineral muy preciado y hasta algunos economistas osaron llamarlo “Oro Blanco”
Guerra pro el litio, en su momento Evo Morales sostuvo que el golpe en su contra tuvo a la guerra por el litio como una de sus principales razones y culpó directamente a EE UU, lo que en cierto modo corroboró el empresario Elon Musk, propietario de la empresa Tesla, al afirmar en un explosivo tuit que incluso darían un golpe donde fuese necesario para conseguirlo.
Las políticas privatizadoras y la destrucción del desarrollo energético alcanzado por el Estado Plurinacional hasta noviembre de 2019 aparecen como claves ante un eventual triunfo electoral de los sectores neoliberales que hoy se disputan el poder en el país.
El “Triángulo del Litio”, que comprende áreas de Argentina, Bolivia y Chile, reúne más de la mitad de las reservas mundiales de este mineral. Su máxima concentración se halla en el desierto de alta montaña de Bolivia: el Salar de Uyuni. La revista Forbes bautizó esta zona como “la nueva Arabia Saudita del petróleo blanco” debido a que, en un futuro no muy lejano, el litio podría convertirse en sustituto principal de los combustibles fósiles.
En la actualidad su principal uso es considerado estratégico producto del enorme impulso que ha cobrado la fabricación de baterías eléctricas recargables, fundamental para la industria tecnológica.
Fuera del denominado triángulo del litio solo China y Australia cuentan con un poco de este rico mineral, necesario para construir las baterías de la pujante industria de autos eléctricos, el litio vive un auge que llevó a denominarlo “el petróleo blanco”.
La industrialización del litio se volvió así una pata esencial de las políticas globales que buscan reducir las emisiones de dióxido de carbono y contribuir a la lucha contra el cambio climático, un eje que genera un puente con la administración de Biden, que lo puso al tope de su agenda.
Por su parte los lugares del triángulo en la altura del subcontinente desconfían de una nueva avanzada extractivista y anticipan “litio para hoy, hambre para mañana”