Una historia de fatalidad y géneros la intoxicación de dos menores que ingirieron drogas de forma involuntaria. Tanto la justicia como la poilicia detallaron que un remisero recibió el llamado de una mujer que le pedía un auto para ir al barrio porteño de Liniers a levantar un pedido y luego llevarlo frente al penal de Ezeiza, donde dos personas lo recibirían.
Hasta allí todos es normal, solo que luego surgieron los problemas el chofer aceptó el viaje y la mujer y el remisero se encontraron en un barrio porteño donde ella le entregó un paquete que contenía budines y milanesas. El hombre partió rumbo al penal, donde dos personas recibirían el paquete para luego llevárselo al hijo de la mujer que estaba preso: “Le explicó que debía entregarle la comida a su nuera Laura y a César, el de la parrilla, en proximidades de la cárcel”.
El relato policial continúa indicando que el remisero llegó al lugar no había nadie. Estuvo unos minutos más hasta que llamó a su jefe para ver qué hacía: “El hombre le respondió que se lleve la comida a su casa, que era perecedero, y que no era su culpa que nadie retirara el pedido, y él se fue”, indicaron fuentes policiales.
Cuando llegó a su esposa agarró el paquete y pensó que esa comida debería ser donada a una familia muy humilde de la zona. Agarró las milanesas y el budín y se los llevó a su vecina, una abuela que vive con sus dos nietos y su hijo.
Los niños comieron el budín durante la merienda y horas después comenzaron a sentirse mal. La familia creyó que era una torta en mal estado, pero al trasladarlos al hospital se enteraron de la verdad. Lo cierto es que un bebe y un niño comieron el budión y sufrieron una intoxicación medicamentosa por ingesta de drogas, el hecho ocurrió en las primeros días del mes, pero se conoció en las ultimas horas.
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