100 años celebra la parroquia del NIño Jesus
Un lugar tradicional del barrio de Villa Lugano, que es punto de encuentro de feligreses cumple su primer siglo, se trata de la parroquia Niño Jesús del barrio de Villa Lugano cumple 100 años el próximo sábado 22 de abril.
Su párroco, el padre Gabriel Marroneti, destacó ese acontecimiento tan importante para la comunidad e informó acerca de los festejos, que se desarrollarán en Murgiondo 4055 bajo el lema “Tomados de tu mano”.
La celebración comenzará a las 18 en la calle frente a la parroquia, que estará cortada por los festejos. Habrá un show musical, una representación conmemorativa y, a las 19, monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo auxiliar de Buenos Aires, presidirá la santa misa, a la que seguirá un festival musical.
“El año pasado comenzamos a pensar el tema del aniversario y, en la novena de Navidad, cuando celebramos las fiestas patronales, fuimos recordando década por década estos cien años, buscando testigos. No quedan muchos de las primeras épocas, pero sí la memoria de hijos de personas que estuvieron en los inicios de la parroquia”, relató el padre Marroneti.
“Lo primero que hicimos en la novena fue hacer memoria agradecida de las décadas. Además, fuimos 130 personas al Santuario de Luján, para comenzar el año dando gracias”, añadió, destacando que otro de los propósitos es hacer una publicación antes de mitad de año para dar gracias por esto. “Ya tenemos más de 50 testimonios de personas que han escrito su anécdota”, expresó, invitando a quienes deseen aportar un recuerdo concreto sobre la parroquia a enviar su contribución.
Niño Jesús es la primera parroquia que tuvo el barrio, en un terreno recibido por una donación de María Adela Harilaos de Olmos (viuda del acaudalado ex gobernador de la provincia de Córdoba).
En mayo de 1925, llegó al barrio el padre Mario Fabián Alsina, un verdadero bastión de la iglesia del incipiente sur porteño. “El cura gaucho”, como lo apodaban sus feligreses, entendía como pocos la problemática social (no solo espiritual) de entonces.
Alsina, con boina y sotana, andaba a caballo y bautizaba en la puerta de las casas. Era un verdadero pastor de almas y supo ganarse voluntades y un afecto sincero desde su trajinar durante 44 años.
Para él no existían ni los caminos intransitables, ni las tormentas o las enfermedades. Sin conocer descanso, entre sus tantas obras, construyó un colegio parroquial que hoy lleva el nombre de “Canónigo Honorario Mario Fabián Alsina”.
Desde 1973, sus restos descansan en el templo hoy centenario.