Muestra fotográfica “La villa sin Photoshop”

0

Se trata de una muestra fotográfica recorre la vida de Ciudad Oculta los días previos a la recordada toma del Parque Indoamericano. Su autor, criado allí, dice que fue una respuesta a la estigmatización de los medios con los villeros.

Nacido en Moreno, pero con el corazón en Villa Lugano, más precisamente en Ciudad Oculta -tal como se titula la muestra que se exhibe en el Centro Cultural Borges-, Nahuel Alfonso cuenta, a través de imágenes, la realidad que vivió su familia y su barrio antes de la Navidad de 2010.

El recorrido refleja el camino que transitó Nahuel desde chico. En 1999, a los 12 años, cuando vivía en la localidad de Moreno con su madre, llegó a tener 82 faltas en la escuela. En aquel tiempo, prefería estar en Ciudad Oculta, sacarle unos pesos a su abuela de su “negocio” -el almacén de la familia de su padre-, y con eso comer y andar por la calle con sus primos. En ese momento, Nahuel descubrió que era “un gran mentiroso”, algo que más tarde, reflexionando, lo relacionaría con la creatividad que practica hoy.

En las escapadas a Ciudad Oculta, se interesó por aprender a dibujar, porque veía en su padre, artesano y dibujante, un ejemplo. Su padre quiso enseñarle, pero pronto Nahuel lo dejó porque se le hacía difícil dibujar desde la imaginación, siempre necesitaba algo para copiar. Una cosa parecida le pasó con la poesía, otra de las aficiones de su padre. Sucede que Nahuel, por ser el “carilindo” del barrio y de la escuela, tenía muchas pretendientes. Mirándolo en términos actuales, se consideraba emocionalmente responsable: “Yo tenía relación con las chicas, siempre traté de ser amigo, no me gustaba defraudarlas”, dice Nahuel. Entonces les escribía poemas. Pero también se cansó de la poesía, ya que solo la podía hacer copiando a Bécquer y eso no le gustaba nada.

A los 13 años, ya descubiertas sus 82 “rateadas” de la escuela, su madre decidió enviarlo a vivir con su padre a Malvinas Argentinas, zona norte del Gran Buenos Aires, donde en realidad vivió con su hermano David, puesto que a su padre, como trabajaba en Capital, le convenía quedarse en Ciudad Oculta e ir cada tanto a su casa a dejarles unos pesos a sus hijos para que se mantengan y paguen los servicios. Ese mismo año, a la madre de Nahuel le diagnosticaron cálculos biliares y Nahuel la iba a visitar con frecuencia. En uno de estos encuentros, de profundo sinceramiento, mantuvieron una charla en la que Nahuel reconoció que su madre ya se había rendido con el futuro de su hijo. “Que sea lo que tenga que ser”, es la última frase que dijo ella y que Nahuel recuerda siempre.

A los 15 años, con la excusa de regularizar sus estudios, Nahuel se fue a Ciudad Oculta y le pidió a su abuela paterna vivir con ella, pero ya era abril, tarde para arrancar el año escolar. Ahí fue que se acercó a un centro comunitario donde se desarrollaba un programa llamado “Vuelta a la escuela”, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, donde le consiguieron una vacante y además le brindaron acompañamiento por fuera de la escuela. Y allí recibió una invitación a participar de un taller de fotografía al que fue con sus tres primos, en la Fundación PH15. Por su rebeldía, Nahuel duró sólo tres meses en el taller, pero en la exposición Ciudad Oculta, en el Borges, se pueden ver algunas fotos suyas de esa etapa.

Volvió al taller de PH15 cuatro años después, y a sus 20 años, tras hacer la foto de unos niños bajo la lluvia, Nahuel hizo un clic. “Sentí que había compuesto ‘The End’ de The Doors, y fue así: esta foto fue la que me abrió las puertas”. A poco de que trascendiera, conoció a Carlos Bosch, una figura destacada del fotoperiodismo argentino, con quien luego logró forjar una estrecha relación y de quien pudo aprender gracias a los talleres abiertos que Bosch daba en su casa de Boedo. Esta relación también le permitió conocer a Adriana Lestido, Jorge Abot, Pablo Piovano. “Eminencias que nunca pensé conocer”, dice Nahuel.

Nota completa: https://anccom.sociales.uba.ar/2023/05/25/la-villa-sin-photosop/

Autor: Franco Amez

Fotografía: Milagros Gonzalez

 

 

 

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.