Asesinatos, robo de celulares y laboratorio

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El detonante fue el asesinato de Morena Domínguez y las derivaciones de las detenciones de los hermanos Darío y Miguel Madariaga por el asesinato con motochorro de Morena Domínguez, fueron citados hoy jueves a las 8:30 en la UFI N° 7 para ser investigados por el hecho. Por ahora, están representados por un defensor oficial. Las pruebas en su contra que los vincularían con la muerte se mantienen en reserva para ser interrogadas.

El Laboratorio del Área 51 en Villa Lugano, una simple calle local que se anunciaba como un servicio técnico telefónico, se convirtió en un símbolo de este problema.

El Dirección de Delitos Informáticos de la Superintendencia de Tecnologías de la Información y Organismo Gubernamental de Control lo allanaron en marzo de 2021. Encontraron 43 teléfonos reportados como robados o adulterados, 138 partes como módulos o carcasas y 16 baterías. Su dueño terminó bajo custodia. También encontraron una mesa de trabajo, con un microscopio electrónico con interfaz de monitor valorado en más de 200 mil pesos entonces, además de herramientas de precisión como soldadores y pistolas de aire caliente.

Esa mesa de trabajo, para la Policía y la Justicia, fue el eje de un depósito de chatarra para teléfonos robados. No fue el único encontrado: la Dirección de Delitos Informáticos encontró otros seis en Capital Federal en el primer trimestre de 2021, en barrios como Constitución, Lugano, Soldati, Once, Balvanera, Bajo Flores. El La División de Delitos Tecnológicos de la PFA con la Dirección General de Lucha contra el Ciberdelito había encontrado otros tres en el mismo período.

Se trata de una cueva-servicio de Villa Soldati, que ya fue allanada en 2021 donde los depósitos de chatarra mezclan el inframundo y los negocios legales. A simple vista son un servicio legal, con propietarios que incluso suelen estar registrados en los sectores de telefonía y reparación de la AFIP, incluso muestran habilitación legal en sus puestos donde también suelen vender accesorios, pero los repuestos que venden de marcas originales suelen ser robados.

En el mismo lugar donde se repara, se desguazan los teléfonos. Es como el circuito del depósito de chatarra, pero más simple aún.

Así, llega un cliente para arreglar, por ejemplo, la pantalla o la batería de un teléfono Android o un iPhone. El minorista ofrece al cliente dos caminos: la pieza genérica o la original. Pero el original proviene de un celular robado recientemente, algo que el cliente normalmente no sabe.

La velocidad también es clave: los técnicos expertos pueden desarmar un celular en 15 minutos. La línea de abastecimiento está garantizada con “bolseros”, mayoristas que compran teléfonos a ladrones y ladrones en grandes cantidades para concentrar los equipos y luego revenderlos.

 

 

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