Déficit externo quintuplica lo previsto y genera preocupación en la economía argentina
La balanza de pagos de Argentina presentó un déficit récord de 5.191 millones de dólares en el primer trimestre de 2025, una cifra que quintuplica la estimación oficial proyectada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para todo el año. Este desequilibrio en la cuenta corriente representa un fuerte deterioro respecto al mismo período de 2024, cuando se había registrado un superávit de 176 millones de dólares.
El principal factor que explica este rojo histórico es el déficit en la balanza de servicios, que alcanzó los 4.502 millones de dólares, debido en gran medida al aumento de los gastos de argentinos en el exterior, especialmente por turismo, compras y servicios digitales en moneda extranjera. A esto se suma un déficit en el ingreso primario de 3.333 millones de dólares, vinculado al pago de rentas, intereses y dividendos al exterior.
Aunque la balanza comercial de bienes mostró un superávit de 2.060 millones de dólares y la cuenta secundaria sumó 584 millones, estos ingresos no fueron suficientes para compensar la salida masiva de divisas por servicios y obligaciones financieras. El incremento en los viajes al exterior, impulsado por un tipo de cambio relativamente bajo para ciertos sectores, y el aumento de importaciones, especialmente de bienes de consumo y automotores, profundizaron la sangría de dólares.
El Gobierno, a través del viceministro de Economía José Luis Daza, minimizó el impacto del déficit, calificándolo de “razonable y esperable” en un contexto de crecimiento y aumento de inversiones. Daza destacó que el tipo de cambio “flota” y que el desequilibrio será monitoreado, confiando en que los superávits futuros en sectores como energía y minería compensarán el déficit actual.
No obstante, el rojo externo genera preocupación en los mercados y en las negociaciones con el FMI, ya que refleja una presión creciente sobre las reservas internacionales y limita la capacidad del Banco Central para intervenir en el mercado cambiario. Además, pone en evidencia la necesidad de políticas que fomenten la producción local y reduzcan la dependencia de importaciones y gastos en el exterior.
En este escenario, la economía argentina enfrenta el desafío de equilibrar la balanza de pagos para evitar desequilibrios mayores que puedan afectar la estabilidad macroeconómica y la confianza de inversores y consumidores. La evolución de este indicador será clave para la definición de las políticas económicas en los próximos meses.