Donan al Udaondo retrato del Doctor Favaloro
La Comisión de Cultura del hospital de Gastroenterología Dr. Carlos Bonorino Udaondo del barrio de Parque Patricios recibió de regalo una obra realizada por la artista plástica Vicky Madrid. La obra fue realizada en vivo en el espacio cultural del hospital, en la Noche de los Museos 2019.
La obra se trata de un retrato del doctor René Favaloro, que fue recibido por la dirección del establecimiento sanitario de la avenida Caseros en la comuna 4 porteña.
René Gerónimo Favaloro fue un inventor, educador y cardiocirujano argentino, reconocido mundialmente por haber desarrollado el bypass coronario con empleo de vena safena.Estudió medicina en la Universidad Nacional de La Plata, donde se doctoró
Nació y se crió en el barrio “El Mondongo” de La Plata, Argentina. Ya desde chico aprendió a amar el fútbol, y se hizo un hincha fanático del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata. René Favaloro siempre estuvo comprometido con el conocimiento, gracias en parte a su abuela materna, que le transmitió su amor por la naturaleza y la emoción al ver cuándo las semillas comenzaban a dar sus frutos. A ella le dedicaría su tesis del doctorado: “A mi abuela Cesárea, que me enseñó a ver belleza hasta en una pobre rama seca”. Realizó la primaria en la escuela Nº45 situada en la calle 68 y diag 73.
En esta escuela se levanto un mural en su memoria y sobre la rambla del diagonal los vecinos plantaron un árbol e hicieron un homenaje con tablones pertenecientes a la cancha de su querido equipo. Curiosamente la escuela queda a la vuelta del hospital policlínico “Gral San Martín”.
En 1936, después de examinar, Favaloro entró en el Colegio Nacional de La Plata. Al finalizar la escuela secundaria ingresó en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata. En el tercer año comenzó las concurrencias al Hospital Policlínico y con ellas se acrecentó su vocación al tomar contacto por primera vez con los pacientes. Nunca se limitaba a cumplir con lo requerido por el programa, ya que, por las tardes, volvía para ver la evolución de los pacientes y conversar con ellos.
Mientras cursaba las materias correspondientes a su año, se entremezclaba con los alumnos de sexto año de las cátedras de Rodolfo Rossi o Egidio Mazzei, ambos titulares de Clínica Médica. También se escapaba a presenciar las operaciones de los profesores José María Mainetti, y Federico E.B. Christmann, de quien aprendió la simplificación y estandarización que aplicaría después a la cirugía cardiovascular, quizás la mayor contribución de Favaloro a las operaciones sobre el corazón y los grandes vasos.
El hecho fundamental de su preparación profesional fue su posición de residente en el Hospital Policlínico, centro médico de una amplia zona de influencia. Allí se recibían los casos complicados de casi toda la Provincia de Buenos Aires. En los dos años en que prácticamente vivió en el hospital, Favaloro obtuvo un panorama general de todas las patologías y los tratamientos pero, sobre todo, aprendió a respetar a los enfermos, la mayoría de condición humilde. Como no quería desaprovechar la experiencia, con frecuencia permanecía en actividad durante 48 ó 72 horas seguidas. En 1949, apenas graduado, se produjo una vacante para médico auxiliar. Accedió al puesto en carácter interino y a los pocos meses lo llamaron para confirmarlo.
Le pidieron que completara una tarjeta con sus datos, pero en el último renglón debía afirmar que aceptaba la doctrina del gobierno y se lo obligaba a afiliarse al partido peronista que gobernaba el país en esos años, lo que no admitió. Por ese entonces llegó una carta de un tío de Jacinto Aráuz, un pequeño pueblo de 3.500 habitantes en una zona muy rica de La Pampa.
Explicaba que el único médico que atendía la población, el doctor Dardo Rachou Vega, estaba enfermo y necesitaba viajar a Buenos Aires para su tratamiento. Le pedía a su sobrino René que lo reemplazara aunque más no fuera por dos o tres meses. Favaloro se encontró ante una decisión difícil, pero con la esperanza de que la situación política del país cambiaría en algunos meses aceptó la oferta.
Llegó a Jacinto Aráuz en mayo de 1950 y rápidamente trabó amistad con el doctor Rachou quien falleció unos meses después debido a un cáncer de pulmón. Al poco tiempo se sumó a la clínica su hermano, Juan José, médico también. Se integró muy pronto a la comunidad por su carácter afable, su gran capacidad de trabajo y dedicación a sus pacientes. Juntos pudieron compartir la labor e intercambiar opiniones sobre los casos más complicados.
Durante los años que ambos permanecieron en Jacinto Aráuz crearon un centro asistencial y elevaron el nivel social y educacional de la región. Con la ayuda de los maestros, los representantes de las iglesias, los empleados de comercio y las comadronas, de a poco fueron logrando un cambio de actitud en la comunidad que permitió ir corrigiendo sus conductas. Así, lograron que casi desapareciera la mortalidad infantil de la zona, redujeron las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron un banco de sangre viviente con donantes que estaban disponibles cada vez que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que brindaban pautas para el cuidado de la salud.
Favaloro leía con interés las últimas publicaciones médicas y cada tanto volvía a La Plata para actualizar sus conocimientos. Quedaba impactado con las primeras intervenciones cardiovasculares. Poco a poco fue renaciendo en él el entusiasmo por la cirugía torácica, a la vez que iba dándole forma a la idea de terminar con su práctica de médico rural y viajar a los Estados Unidos para hacer una especialización. Quería participar de la revolución y no ser un mero observador. En uno de sus viajes a La Plata le manifestó ese deseo al Profesor Mainetti, quien le aconsejó que el lugar indicado era la Cleveland Clinic. Si bien al principio tuvo dudas con respecto a dejar su profesión de médico rural pensó que al regresar de Estados Unidos su contribución a la comunidad podría ser aún mayor. Con pocos recursos y un inglés incipiente, se decidió a viajar a Cleveland.
Trabajó primero como residente y luego como miembro del equipo de cirugía, en colaboración con los doctores Donald B. Effler, jefe de cirugía cardiovascular, F. Mason Sones, Jr., a cargo del Laboratorio de Cineangiografía y William L. Proudfit, jefe del Departamento de Cardiología. Al principio la mayor parte de su trabajo se relacionaba con la enfermedad valvular y congénita. Pero posteriormente se interesó en otras áreas.
Todos los días, apenas terminaba su labor en la sala de cirugía, Favaloro pasaba horas y horas revisando cinecoronarioangiografías y estudiando la anatomía de las arterias coronarias y su relación con el músculo cardíaco. El laboratorio de Sones, padre de la arteriografía coronaria, tenía la colección más importante de cineangiografías de los Estados Unidos. A comienzos de 1967,
Favaloro comenzó a pensar en la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. Llevó a la práctica sus ideas por primera vez en mayo de ese año. La estandarización de esta técnica, llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el trabajo fundamental de su carrera, lo cual hizo que su prestigio trascendiera los límites de ese país, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria. En 1970 publicó un libro llamado Surgical Treatment on Coronary Arteriosclerosis, y editado en español con el nombre Tratamiento Quirúrgico de la Arteriosclerosis Coronaria.
En 1971 Favaloro regresó a la Argentina con el sueño de desarrollar un centro de excelencia similar al de la Cleveland Clinic, que combinara la atención médica, la investigación y la educación. Con ese objetivo creó la Fundación Favaloro en 1975 junto con otros colaboradores. Uno de sus mayores orgullos fue el de haber formado más de cuatrocientos cincuenta residentes provenientes de todos los puntos de la Argentina y de América latina (Alumni). Contribuyó a elevar el nivel de la especialidad en beneficio de los pacientes mediante innumerables cursos, seminarios y congresos organizados por la Fundación, entre los que se destaca Cardiología para el Consultante, que tiene lugar cada dos años.
En 1980 Favaloro creó el Laboratorio de Investigación Básica ‐al que financió con dinero propio durante un largo período‐ que, en ese entonces, dependía del Departamento de Investigación y Docencia de la Fundación Favaloro. Con posterioridad, pasó a ser el Instituto de Investigación en Ciencias Básicas del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas, que, a su vez, dio lugar, en agosto de 1998, a la creación de la Universidad Favaloro.
En 1992 se inauguró en Buenos Aires el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, entidad sin fines de lucro. Con el lema “tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico” se brindan servicios altamente especializados en cardiología, cirugía cardiovascular y trasplante cardíaco, pulmonar, cardiopulmonar, hepático, renal y de médula ósea, además de otras áreas. Favaloro concentró allí su tarea, rodeado de un grupo selecto de profesionales.
Siguió haciendo hincapié en la prevención de enfermedades y enseñando a sus pacientes reglas básicas de higiene que contribuyeran a disminuir las enfermedades y la tasa de mortalidad. Con ese objetivo se desarrollaron en la Fundación Favaloro estudios para la detección de enfermedades, diversidad de programas de prevención, como el curso para dejar de fumar, y se hicieron varias publicaciones para el público en general a través del Centro Editor de la Fundación Favaloro, que funcionó hasta 2000.
Para el 2000 la Argentina estaba ya sumergida en una crisis económica y política y la Fundación Favaloro estaba endeudada en unos US$ 75 millones por lo que Favaloro pidió ayuda al gobierno sin recibir una respuesta oficial. El 29 de julio del mismo año toma la decisión de quitarse la vida de un disparo al corazón, dejando una carta de despedida con amplias críticas al sistema de salud en Argentina. Después de su muerte se supo que le había enviado una carta al entonces Presidente de la Nación el Dr. Fernando de la Rúa la cual nunca había sido leída y en la que expresaba su cansancio de “ser un mendigo en su propio país” y le solicitaba ayuda para recaudar fondos para la Fundación. Además, expresaba que la sociedad argentina necesitaba su muerte para tomar conciencia de los problemas en los que estaba envuelta.
Fue uno de los integrantes de la CONADEP, que investigó los crímenes cometidos por la última dictadura. Finalmente renunció a participar por una diferencia de criterios. Él consideraba que los crímenes ya habían comenzado antes de la dictadura militar, tanto por elementos subversivos cuanto por personas vinculadas al Estado, y que todos ellos también debían ser juzgados. Alegó que esta Comisión adolecía de “falta de ética y objetividad”.
Reconocimientos y distinciones Favaloro fue miembro activo de 26 sociedades, correspondiente de 4, y honorario de 43. Recibió innumerables distinciones internacionales entre las que se destacan: el Premio John Scott 1979, otorgado por la ciudad de Filadelfia, EE.UU; la creación de la Cátedra de Cirugía Cardiovascular “Dr René G. Favaloro” (Universidad de Tel Aviv, Israel, 1980); la distinción de la Fundación Conchita Rábago de Giménez Díaz (Madrid, España, 1982); el premio Maestro de la Medicina Argentina (1986); el premio Distinguished Alumnus Award de la Cleveland Clinic Foundation (1987); The Gairdner Foundation International Award, otorgado por la Gairdner Foundation (Toronto, Canadá, 1987); el Premio René Leriche 1989, otorgado por la Sociedad Internacional de Cirugía; el Gifted Teacher Award, otorgado por el Colegio Americano de Cardiología (1992); el Golden Plate Award de la American Academy of Achievement (1993); el Premio Príncipe Mahidol, otorgado por Su Majestad el Rey de Tailandia (Bangkok, Tailandia, 1999).
Favaloro también participó en programas educativos para la población, entre los que se destacaba la serie televisiva Los grandes temas médicos, y las numerosas conferencias que presentó en la Argentina y en el exterior, sobre temas muy diversos como medicina, educación y la sociedad de nuestros días. En Octubre de 2007 en un programa llamado El Gen Argentino, (en el cual se elegía quien es el argentino que más hizo por ese país y su gente) Favaloro estuvo como finalista elegido por la gente a través del voto electrónico.
René Favaloro publicó más de 300 trabajos de su especialidad. Debido a su pasión por la historia llegó a escribir dos libros de investigación y divulgación sobre el general San Martín.’ Es autor también del autobiográfico ‘De La Pampa a los Estados Unidos’ (La versión en inglés, titulada The Challenging Dream of Heart Surgery fue publicada en Boston, EE.UU. por Little, Brown and Company en 1994), en el cual recuerda sus diez años de trabajo en equipo con eminentes personalidades de la medicina durante su estancia en la Cleveland Clinic. Este se publicó por primera vez en 1992, llegando a alcanzar la octava edición en 1996 a través de la Editorial Sudamericana. Don Pedro y la Educación, su último libro, se publicó en Buenos Aires por el Centro Editor de la Fundación Favaloro en 1994.
El grupo argentino de punk‐rock Attaque 77 le dedicó la canción y el videoclip Western del álbum Antihumano del año 2003. Fue el primer corte de difusión del disco y se trataba de un homenaje al Dr. René Favaloro, considerándolo un verdadero héroe nacional.