El barrio de Soldati celebró a Nuestra Señora de Fátima
La comunidad de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en el barrio porteño de Villa Soldati, celebró el 13 de mayo sus fiestas patronales. La misa central estuvo presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Ernesto Giobando SJ, quien agradeció por el gran servicio de la comunidad a los más necesitados. Los organizadores aclararon que la ceremonia se realizó con respeto a las medidas sanitarias y los protocolos de bioseguridad
La novena se rezó de manera itinerante y misionera en diversos lugares del barrio con grupos pequeños y al aire libre. El jueves 13, el santuario abrió sus puertas a las 8 de la mañana y los peregrinos pudieron acercarse a la Blanca Señora para confiarle sus necesidades y agradecerle su presencia maternal.
Las celebraciones de la Eucaristía se desarrollaron al aire libre y los fieles acudieron en grupos pequeños para celebrar este día con mucha fe y devoción.
El padre Andrés Tocalini SM, párroco del santuario, invitó a los peregrinos a dar gracias a nuestra Madre porque como a los pastorcitos Ella nos dice “Yo seré tu Refugio”, y en este tiempo ella ha sido para nosotros este “refugio de ternura maternal, en donde encontrar alivio, descanso, consuelo y fuerzas para seguir adelante con fe y esperanza”.
En el marco de los festejos, se procedió a la bajada de la imagen principal del santuario, que llegó desde Portugal para el primer santuario de Fátima en Argentina, construido después de una gracia experimentada por los vecinos a fines de los años ‘40, y que luego fue erigido parroquia.
Este año, la procesión se realizó con la imagen de la Virgen en una camioneta y así los vecinos de los distintos barrios pudieron saludarla y recibir a su paso la gracia de su luminosa presencia cuidando el distanciamiento necesario.
Al mediodía también se pudo celebrar la misa en la escuela de Fátima con un reducido grupo de representantes de cada sección. La comunidad educativa este año tiene una matrícula de 3000 alumnos, y el recordar las grandes celebraciones previas a la pandemia generan un poco de nostalgia, pero también la necesidad de dar gracias porque sostener la escuela, y más en este tiempo, es un verdadero milagro de la Virgen de Fátima, reconocieron desde la comunidad. La misa fue transmitida por las redes, por lo que muchas familias pudieron participar.
En el Descanso del Peregrino, se impusieron los escapularios del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, uniéndose al Grupo de Inmaculada, movimiento nacido en Fátima y que construye los monumentos como el que tenemos en este espacio tan querido de nuestro Barrio.
La misa principal estuvo presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario de Flores, monseñor Ernesto Giobando SJ, como cierre de un día de mucha gracia. El obispo invitó a dar gracias por haber podido vivir como comunidad parroquial esta misión, especialmente multiplicando la atención a las necesidades de los hermanos más pobres, puntualmente en los comedores y con acciones de asistencia alimentaria.