De pie y marchando: Los carnavales en Barracas, por la Junta de Estudios Históricos

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Ante la actual situación de pandemia y suspensión de los tradicionales festejos de carnaval la Junta de Estudios Históricos de Barracas le dedico unas líneas en las redes sociales.

Durante el presente mes de febrero, que nos encontrará sin corsos públicos, les compartiremos posteos sobre los carnavales de ayer y de hoy. ¡Ya nos encontraremos en las calles nuevamente para celebrar! En este primer posteo nos referimos brevemente a su origen y significado.

“Fue en el año 1771 cuando el mexicano Juan José de Vértiz y Salcedo, a la sazón Gobernador de Buenos Aires y más tarde segundo virrey del Río de la Plata, implantó los bailes de carnaval, según decires, en locales cerrados”. Así empieza la “Breve historia del carnaval porteño”, escrito por Enrique H. Puccia y publicado en 1974.

El carnaval es una celebración pagana pero de origen cristiano, vinculada a los días previos a ‘limpiar la carne’, que desemboca en la prohibición religiosa de consumirla durante los cuarenta días que dura la cuaresma.

Según los períodos históricos y sectores sociales tuvo diferentes expresiones. En los tiempos de la colonia, los sectores populares participaban en los bailes de máscaras que se realizaban en el teatro de La Ranchería, mientras que los sectores pudientes lo hacían en la Casa de Comedias.

El festejo también ocupó el espacio público. Los bailes y juegos con agua inundaron las calles. El desenfreno y el bullicio que se generaban durante esos días no eran más que “costumbres bárbaras” para las clases altas. Sin embargo, el carnaval significa noches de fiesta popular en las calles; meses de trabajo comunitario para crear letras, coser levitas, bordar apliques, de ensayar bailes y toques de bombo con platillo; años de lucha para reivindicar nuestro carnaval.

 

 

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