Médico del Garrahan cuenta cómo vivió el covid
Se trata de Luis Díaz González, médico principal del Servicio de Oftalmología a cargo del equipo de retina, cuenta su experiencia al atravesar el COVID-19 y resalta la importancia tanto de los cuidados como del trato del Garrahan durante sus días con la enfermedad.
Comenzó a trabajar en el hospital Garrahan del barrio de Parque Patricios en 1988. A lo largo de su trayectoria dejó una huella imborrable en una enorme cantidad de personas. Los pacientes que atendía por aquellos años, ya son adultos. Quienes lo conocen, lo respetan. Despierta admiración de colegas y cariño de los pacientes. Su claridad al hablar lo describe como persona. Se toma el tiempo que sea necesario para explicar, las veces que haga falta, a los padres y madres el diagnóstico y tratamiento de sus seres más preciados. Ejemplifica. Cuanto sea necesario, para que sea todo más fácil. Términos que a veces son difíciles, puestos en palabras sencillas y analogías precisas.
Díaz González tuvo Covid-19. Fue en agosto del año pasado. Y la noticia pegó fuerte entre colegas. Cuando estuvo en terapia intensiva, posiblemente él hubiera trazado una comparación boxística para explicar que, para quienes lo conocían, la noticia golpeó como un cross de derecha. En muchas películas los finales felices se cuentan en la última parte de la historia. En este texto, el final es bueno y vale la pena adelantarlo: hoy Luis está atendiendo nuevamente a los pacientes en el Hospital Garrahan.
“Me tomó por sorpresa. Todos los años hago un cuadro gripal, pero en este caso fue diferente”, recuerda Díaz González de aquel 29 de agosto de 2020. Luego del hisopado, se enteró de la “triste realidad” que le causó el positivo de Covid y el cuadro de neumonía bilateral. Lo dejaron internado: “No podía valerme por mis propios medios”, agrega.
Paradojas del destino, la enfermedad puso a Luis del otro lado del mostrador: “Estaba viviendo una situación que, a pesar de ser médico, no tenía la experiencia para afrontar”. Díaz González explica: “El virus no sólo se conforma con lesionar la parte respiratoria, puede ocasionar una trombosis o afectar distintos órganos”.
Tal es el compromiso de Luis con los pacientes, que tuvo que atravesar una extraña sensación personal: “Sentí vergüenza cuando me enteré que era positivo”, lamenta. Llamó uno por uno a todos los pacientes que había atendido antes de su diagnóstico. Como médico, no lograba comprender la situación en la que se encontraba: “Soy una persona que tiene que brindar salud y sentía que estaba ocasionando un problema estando enfermo”, sentencia.
El momento más difícil llegó con la terapia intensiva. “Si no cuento con la aparatología, no voy a poder seguir viviendo”, pensó en ese momento. El miedo se apoderó. “No fue tétrico, pero sí bastante duro”. Asistencia de cánula, seguimiento radiográfico y tomográfico. Controles permanentes y medicación. “Todos tapados, no sabía quiénes eran las personas que veía”, recuerda mientras cuenta que había perdido la noción del tiempo: “Nunca sabía qué hora era”.
El periplo duró dos semanas. La vuelta a sala común fue una tranquilidad, y el alta una gran noticia. Aún por estos días, más allá de haber retomado las tareas habituales, padece las secuelas: “Siento mucho cansancio al final de la tarde, pero una gran alegría de poder continuar y más tranquilidad siguiendo las patologías de los pacientes”.
Ahora que la segunda ola azota y la edad promedio de los casos bajó, el desafío es mayor: “Todas las pautas instaladas son producto de una logística, un seguimiento y un estudio. No sirve de nada si no es acompañado por una conducta de parte nuestra, de cada habitante”, advierte. “Por el momento tenemos que vivir diferente. Los médicos argentinos están teniendo un desempeño notable, pero no alcanza sin disciplina”.
A su vez, valora y agradece el apoyo y acompañamiento del Hospital en los momentos más difíciles: “Me han llamado permanentemente, es maravilloso. Hicieron un seguimiento increíble. Estoy muy agradecido a las autoridades y a la jefa del servicio”. Díaz González ya está atendiendo pacientes nuevamente. Si bien los momentos más difíciles pasaron para él, la pandemia no terminó y de todos depende afrontar este desafío.